JUVENTUD DIVINO TESORO
Juventud
divino tesoro, que te vas para no volver. La célebre frase de Rubén Darío debió
inspirar a Rajoy cuando preparaba el debate sobre el estado de la nación. Gran
parte de las medidas anunciadas para el estimulo de la recuperación económica
han sido aprobadas en el Consejo de Ministros posterior al debate sobre el
estado de la nación mediante el REAL DECRETO-LEY DE MEDIDAS DE APOYO AL
EMPRENDEDOR Y DE ESTÍMULO DEL CRECIMIENTO Y DE LA CREACIÓN DE EMPLEO. Quizás a
Rubén Darío le faltó especificar la edad a la que el divino tesoro abandonaba a
la persona. Pero para eso ya tenemos a nuestro presidente, sabio y perspicaz
donde los haya. Según Mariano Rajoy, el divino tesoro que todos llevamos
dentro, nos abandona a la edad de treinta años.
Para la Real Academia de la Lengua Española, la juventud es la edad
comprendida entre la infancia y la edad adulta, pero también es energía, vigor,
frescura. Así pues, Rajoy y su gobierno, el gobierno de todos los españoles,
nos encuentra peleles, decrépitos y rancios a partir de los treinta. Eso sí, en
España, ser menor de treinta y estar en paro tiene premio, y si no, ahí van las
medidas de estímulo para la creación de empleo, joven, claro. Pincha en el
siguiente enlace para ver los estímulos a la contratación de los jóvenes.
Es
una lástima que Mariano Rajoy no haya leído al novelista español Mateo Alemán,
tal vez así entendería que la juventud no es un tiempo de la vida, es un estado
del espíritu.
Y el
premio es mayor si eres emprendedor o emprendedora, eso sí, tienes que ser
joven, o sea, menor de treinta, como si el espíritu emprendedor fuera propiedad
privada de unos pocos, de aquellos que todavía no han cumplido el segundo
aniversario de los veintinueve. Aquí no
vale aquello de “mens sana in corpore sano”, aquí sólo sirve “mens sana in
corpore iuvenis”, ya que si no eres “iuvenis” aunque tengas mente, no tendrás
la ayuda de tu gobierno para llevar a cabo tus ideas y ver cumplidos tus sueños
de dirigir tu propio negocio, a la vez que satisfaces tus necesidades de
trabajo y te ganas la vida. Y si no puedes hacer eso, tampoco podrás aportar tu
granito de arena a la sociedad, ni pagar impuestos para ayudar a que nuestro
país salga adelante, ni siquiera podrás ganarte una jubilación digna. Si, es
triste, pero es así, ya que por muy buenas ideas que tengas, si ya has cumplido
los treinta, no tendrás una tarifa plana para la cotización al Régimen Especial
de Trabajadores Autónomos de 50 € durante los primeros seis meses de actividad,
ni una reducción del 50% durante los seis meses siguientes, ni una reducción
del 30% durante otros dieciocho meses. Sí, hay que reconocer que es una buena
ayuda para los trabajadores que decidan emprender un negocio por su cuenta,
pero resulta discriminatoria con un buen número de ciudadanos.
Aquellos
que se encuentren percibiendo la prestación por desempleo, tendrán la
posibilidad de compatibilizar el cobro de dicha prestación con el trabajo por
cuenta propia durante un periodo máximo de nueve meses. Eso sí, Rajoy “mima”
una vez más a los “mayores” y prefiere que sigan cobrando su prestación y se
queden en casa, por si se resfrían y necesitan medicamentos con cargo al
sistema, no vaya a ser que no se cumpla el objetivo de déficit y tenga que
retirar las ayudas también a los jóvenes.
Tampoco
los adultos podrán capitalizar el 100% de su prestación por desempleo para
constituir una sociedad mercantil. El estímulo para ellos sigue siendo quedarse
en casa cobrando la prestación por desempleo.
Pero
todo esto no debe desesperarnos a los emprendedores, a los soñadores, a los aventureros,
a los que seguimos adelante porque tenemos una ilusión, aunque no seamos tan
jóvenes. Porque ese espíritu soñador no se nos puede expropiar, nuestras
ilusiones no las compran los políticos con sus leyes. Yo particularmente, me
niego a que mis sueños dependan de unas simples ayudas, y por supuesto, también
me niego a que utilicen mi afán emprendedor como un dato estadístico, porque
luego dirán: “nuestras medidas de apoyo a los emprendedores crearon miles de
puestos de trabajo”. No, yo por ahí no paso. Yo no necesito ser joven, yo
simplemente me emborracho de juventud.
Leyes
como estas consienten que se pierdan multitud de oportunidades; ideas que
emanan de los cuarenta, la edad madura de la juventud, y de los cincuenta, la
juventud de la edad madura. Gracias Víctor Hugo, por hacer con tus palabras que
nos sintamos jóvenes durante tanto tiempo. Puede que algún miembro del gobierno
te haya hecho algo de caso, ya que de otra forma no se entendería la reducción
del 100% de la cuota empresarial a la Seguridad Social por contingencias
comunes, de la que podrán beneficiarse los jóvenes autónomos menores de treinta
años cuando contraten a un desempleado de larga duración, mayor de cuarenta y
cinco años, que pueda ofrecer a la actividad, la experiencia necesaria. Algo
parecido a una compra barata de experiencia.
Pero
yo no voy a caer en la misma tentación que casi todos los políticos. No, yo no
voy a decir que no a todo; yo no voy a decir que estas medidas no sirven de
nada. Faltaría más, tanto tiempo sufriendo recortes, y reclamando medidas de
estímulo, como para que ahora salgamos a la calle a pedir que las retiren. Sin
entrar a valorar ahora el trato discriminatorio de alguna de las medidas, y la
precariedad que otras van a producir en el empleo, bienvenidas sean algunas de
ellas. No se trata de resignación, pero por desgracia, salvo que un clamor popular
lo impida, el remedio se encuentra en las urnas, y no están precisamente a la
vista.
No se
nos puede olvidar que el poder reside en el pueblo, pero hay que saber
ejercerlo, y para ello contamos con el arma más poderosa, a la vez que
inofensiva, de todas las que existen, la democracia, no la desaprovechemos.
Y ante todo, no te preocupes, aunque ya seas oficialmente
mayor, los mejores años de tu vida están por llegar.